De coliseos colosales
Nos volvimos a levantar a las 7 y media y pasamos la mañana trabajando en el salón (con algún Unite para despejarnos a media mañana).
Para comer, el Jose se marcó la mejor pasta carbonara jamás probada por el hombre; pasta al dente, guanciale, grana padano y la cantidad justa de pimienta negra para crear su opus magna culinaria.
Terminamos de currar a las 5 y algo, echamos unos Unites para hacer tiempo mientras llegaban horas menos intempestivas y fuimos a ver el coliseo.
De camino el Jose me estuvo resumiendo los orígenes de Roma y las guerras púnicas y al llegar, salimos de la boca del metro con la BSO de Gladiator para.
Luego dimos una vuelta por los foros en ruinas.
Mientras veíamos cómo eran antes de saqueos, expolios y el inexorable paso del tiempo.
Me gustó mucho esta imagen para explicar cómo eran antes y, aunque eran edificios públicos, cómo se habían ido llenando en la edad media de viviendas y negocios privados que, al demolerse o derrumbarse, habían ido llenándolo todo de escombros y subiendo poco a poco el nivel del suelo hasta enterrarlo todo.
Y fuimos a por una pizza al taglio para cenar delante del coliseo.
Y a las 10 y algo pusimos rumbo de vuelta al piso; primero, en un bus totalmente atestados de gente.
Y cuando llegamos al metro de San Giovanni nos lo encontramos cerrado por obras.
Aunque tras investigar descubrimos que era solo esa entrada y la de la otra calle estaba abierta.
Cuando bajamos al andén, el Jose me descubrió otro de los trucos de Roma; era final de vía y el metro que llegó tenía un cartel de prohibido subirse. Aún así nos subimos y vimos cómo daba la vuelta en las vías para entrar por el otro andén.
Llegamos, echamos un Unite rápido para quitarnos el mono y nos fuimos a dormir.
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