De niños explotados, peluqueros exconvictos y multas injustas

Nos levantamos en fucking Vlorë a las 9 y algo, bajamos a desayunar a la habitación de Sergio y Jon y fuimos a la playa. 

Salimos tarde de casa, sobre las 11 y media, y tras meditarlo ayer por la noche decidimos la excursión en lancha motora que íbamos a hacer y fuimos a reservarla para el día siguiente.

No estaba cuando llegamos, le llamamos y nos dijo que llegaba en nada.


Se personó en escasos minutos, le soltamos 20 pavos a modo de reserva. Aún así nos dijo que nos confirmaría 100% por whatsapp porque la climatología para el día siguiente podía no ser demasiado propicia.

Tras esto fuimos a la playa, aunque paramos de camino a por unas birras y en una tiendecilla para buscar camisetas de la selección de fútbol de Albania.


Cuando llegamos a la playa buscamos sombrillas y nos quedamos en las primeras que nos ofrecieron 2x10€ todo el día. Aún así, como queríamos 4 le intentamos hacer una contraoferta más atractiva para nosotros, pero el man encargado era incapaz de decir nada en inglés que se saliese de las 3 frases que tenía aprendidas así que desistimos rápidamente.


Pasamos la mañana de chill en las sombrillas alternando Unites, bronceados y remojarnos la nuca de agua como las viejas.


Luego fuimos a dar una vueltecilla mientras hablábamos de las atractivas inyecciones de capital de la UE en los países en vías de desarrollo como Albania y vimos un chiringuito para comer con comida albana y griega.

Volvimos a informar de nuestro hallazgo y tras una rápida deliberación fuimos los 5 a comer.

Luego fuimos a por unos caféses y Pedro al piso por una urgencia gastrointestinal. La cafetería estaba regentada por una familia; la madre cocinaba, el padre preparaba las bebidas y el camarero era un niño menor de 10 años pero que hablaba inglés mejor que nadie que hubiéramos conocido en Albania.

Tras debatir sobre las visicitudes de la explotación infantil y cómo se han encarecido los hijos en occidente desde que no pueden usarse como mano de obra barata. Pedro bajó y volvimos a la playa.

Tras perder un par de Unites el Jose decidió cortarse el pelo en una furgoneta aparcada en frente de la playa. Jon, un dermatólogo preocupado por la salubridad de los instrumentos que utilizaba el barbero, le dijo a Jose que tuviese cuidado con la tiña, a lo que Jose le respondió que no tenía pensado teñirse.

Tras empezar con el corte de pelo Jose, intentando charlar con el man, le dijo que era de España y éste le confesó que había estado en España cumpliendo condena en la cárcel y que luego le habían deportado, imposibilitándole volver a nuestro país en 15 años.

Empezábamos a estar cansados de playa así que Sergio y Jon volvieron al piso mientras nosotros nos dábamos un último chapuzón y antes de volver pasamos a ver el coche y nos encontramos con una multa.

No había ningún tipo de indicación en la calle indicando que no se podía aparcar, pero tampoco nos íbamos a amargar el día así que metimos los 10€ como gasto en splitwise y seguimos disfrutando del viaje.



Fuimos en coche a un super a comprar algo para la cena, pero era todo tan prohibitivamente caro que optamos por salir a cenar. Esta vez optamos por dejar el coche en un parking, que resultó ser un descampado regentado por un grupo de hombres que tenían pinta de pertenecer a una mafia albanokosovar.

Volvimos al piso a ducharnos y durante el turno del Pedro Jose y yo echamos un Unite con un Zeraora tan miserable que me vi obligado a abrir el micro y preguntarle por el oficio de su madre.

Y bajamos a cenar.


Después de cenar dimos una vuelta por el paseo marítimo y luego volvimos al piso a dormir, aunque antes de acostarnos el Jose y yo nos quedamos en la terracita echando una partida al Unite que me llevaría a maestro.


Luego nos perdimos un rato en el periódico vaivén de las olas rompiendo contra la playa.


Y nos fuimos a dormir.

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