De turismo en ayunas, casas quemadas y hamburguesas apuñaladas

Nos levantamos a las 9 en nuestra habitación varsoviana y fuimos dando un paseo hasta el casco antiguo, donde empezaba nuestra visita por la capital polaca.


Teníamos pensado desayunar en el Aioli que teníamos de camino pero entre que habíamos salido un poco tarde, que estaba más lejos de lo que habíamos aventurado y que nadie nos atendía optamos por irnos sin desayunar e ir al punto de encuentro.







La famosa sirena


Al final fuimos a ver la muralla (un poco a la izquierda)

Y en cuento terminó la visita fuimos a comer donde cenamos anoche para probar parte de la carta que también nos había llamado la atención; un codillo y unas empanadillas típicas de esas fritas (delego en el desocupado lector la opción de buscar el nombre).


Por la tarde fuimos a Praga, un barrio obrero del norte de la ciudad que se quemó y fue reconstruido.


Una iglesia bajo cuya sombra descansamos unos minutos del inclemente calor


Unos heladitos para reponer azúcares


Uno de los edificios quemados

Nos contaron que antiguamente era un barrio malo aunque ahora mismo era más hipster, pero a juzgar por los manes con pinta de politoxicómanos exconvictos que vimos vigilando garajes decidimos no comprar ninguna casa por la zona.

Con el barrio visto, desentrañamos los misterios del tranvía polaco para volver al centro para comprar algunos souvenirs.



Éxito

María cansada de ser tan fotogénica

Y después de comprar algunos recuerdos pasamos a la plaza del castillo que vimos anoche cerrada.


E hicimos un poco el tonto al lado de la plaza de la sirena.



Volvimos al hotel a ducharnos y descansar un ratete y luego a cenar.


Habíamos echado un ojo por Google Maps a los restaurantes de la zona y no pudimos resistirnos al Whiskey in the Jar.

Imitando la clásica foto en cualquier par de alas dibujadas

Las hamburguesas eran espectaculares 🔪🍔

Terminamos de cenar bastante pronto así que dimos una vueltita por el hotel para tener localizado el sitio para desayunar y para comprar la comida mañana. 

Luego subimos a la habitación y vimos los dos capítulos siguientes de la Achechina aka La chica enmascarada, nos dieron las 12 y nos fuimos a dormir en nuestra última noche en Polonia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De hamburguesas para llevar

De programmers y runners

De tanatorios y purpurina