De días íngrimos y noches cortas
El trayecto de ida al curro fue como ayer, solo que esta vez la cola para el bus era considerablemente más larga.
Y de vuelta al metro.
Llegué cuando Jorge y Ana ya habían terminado el desayuno, así que me bebí un café solitario y subí a seguir produciendo código.
Salí de currar sobre las 5 para poder pasar al piso antes de que María saliese para ver a unas amigas, así que la soledad también me invadió por la tarde.
Por la noche cenamos unos wraps rápidos, reservamos el Uber para las 3 y media y a las 11 y algo nos acostamos.
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