De días íngrimos y noches cortas

El  trayecto de ida al curro fue como ayer, solo que esta vez la cola para el bus era considerablemente más larga.

Aunque contra todo pronóstico no me tocó esperar al siguiente

Y de vuelta al metro.

🙂

Llegué cuando Jorge y Ana ya habían terminado el desayuno, así que me bebí un café solitario y subí a seguir produciendo código.

Salí de currar sobre las 5 para poder pasar al piso antes de que María saliese para ver a unas amigas, así que la soledad también me invadió por la tarde.

Por la noche cenamos unos wraps rápidos, reservamos el Uber para las 3 y media y a las 11 y algo nos acostamos.

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