De amaneceres urbanos y reencuentros nocturnos

Lo único bueno de levantarse a las 7 y algo es que por lo menos hace fresquito.

Aunque mi felicidad duró poco; parte de la línea 9 está cortada y tuve que hacer un tramo en bus, esperando primero al bus y luego al metro.

Hora y media después llegué a la ofi, aunque nadie más había considerado oportuno ir y pasé el día en soledad.

Salí a las 7 y una hora después llegué al Sapama, donde habíamos quedado con Rodri y Carol. 

Estuvimos garlando en la bayuca (he vuelto a escucharme el discurso de ingreso de Reverte en la RAE) hasta las 11, que nos despedimos barajando la idea de vernos el lunes que viene, tras nuestra vuelta de Polonia.

Volvimos al piso dando un paseo, nos duchamos y nos acostamos poco después sin siquiera jugar al Unite.

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