De soldados agachados, mesas umbrías y procesiones lentas

Como la mayoría estábamos cansados optamos por pasar el sábado santo en casa, así que aproveché para hacer unas tradicionales torrijas con mi progenitora.


Es el último día que salen los armaos así que un poco antes de las 5, antes de romper filas, se recrean tocando el agáchate.


Cuando terminaron encontramos milagrosamente una mesa a la sombra y pasamos el resto de la tarde ahí de gintónicos.


Se fueron Gema y Joseda y llegaron Edu y María pero la mesa seguía en su sitio.


Como la procesión pasaba por la plaza tuvimos que levantarnos, me crucé con los nitros y me quedé con ellos para verla.


El Carlos no está hecho para ver procesiones y que los costaleros fueran tan despacio tampoco ayuydaba, así que sobre la mitad fuimos a su casa a estar con Elara. Félix y yo fuimos a recoger unas baguetts a la di Patri y tras jugar un rato con la bebé dejamos a la familia Carretero tranquila.

Como los Moreno aún tenían que sacar a Roco y María se iba ya a casa quedamos los 4 y le dimos una vuelta hasta el merendero y terminamos llegando a casa a la 1 y media.

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