De ofrendas de paz vírica y vloggers inseguros

Aunque María tenía clase por la mañana su conciencia no le permitió volver a condenarme a las inclemencias de los virus gastrointestinales y se quedó en casa para seguir con el TFM.

Yo empecé a trabajar pero no me terminaba de ver fuerte y me pedí medio día de vacaciones, comimos arroz blanco con pollo a la plancha para no enfadar a los viruses estomacales y por la tarde salimos a dar una vuelta por el Genil y a comprar a Mercadona.



Y por la noche terminamos de ver La chica de nieve.



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