De mañanas ociosas, playas con escalerillas y llaves escondidas

Aunque en principio era día laboral no podía importarme menos la tarea con la que estaba en el trabajo, y como prefería aprovechar mi ultimo día en Tenerife me lo pedí de vacaciones.

Pasé la mañana con las argentinas en la sombrilla de la piscina y después de comer lo que me fue sobrando tosté un par de trozos de pan y les gratiné el queso que me sobró de la empanada para llevarme la cena preparada.


El plan de la tarde era ir a la playa de roca de Candelaria, así que tras meter las cosas en la mochila, una última partida de ping pong y una ducha rápida di una vuelta de despedida por las zonas comunes del coliving.


Fuimos en coche hasta la playa y el Diego no tardó mucho en meterse.
Entre el tobillo, que mi vuelo salía en un par de horas y que no llevaba bañador mi idea inicial era no meterme, pero spoiler acabé en el agua.

El agua estaba increíble, pero flotar en mitad del océano cansa bastante y a los 10 ó 15 minutillos no salimos a secarnos al sol.

Estuvimos hablando de la vida en Maraya, desde el punto de vista de los que estamos de paso y de los voluntarios que llevan un año viendo entrar y salir gente. A las 6 y poco decidí que era prudente poner rumbo al aeropuerto  y el Diego me acercó en 20 minutillos.

Aunque era el mismo al que había llegado, TFN, en la ida no me fijé mucho en el sitio, y como tenía un rato estuve dando una vuelta.

El vuelo se terminó retrasando una hora, así que me tocó esperar pensando en lo poco que me habría importado quedarme otra hora en la playa.


Cuando empezaba a pensar que mi destino era quedarme en Tenerife conseguimos subir al avión.

Un par de horas y algo después llegamos a Madrid, y cuando empezó a descender las vistas se volvieron especialmente bonitas.

Esta es toda la nitidez que fui capaz de conseguir

Pero justo antes de que las ruedas tocaran el suelo el avión volvió a ascender mientras el capitán avisaba por megafonía que había habido turbulencias y que iba a intentarlo otra vez.

Estuvo haciendo derrapes por el aire otros 20 minutos y finalmente conseguimos salir del avión a la 1 y 20.

El último metro salía 10 minutos después así que salimos todos en desbandada por los pasillos infinitos de Barajas para llegar a la estación de metro. Me subí a literalmente el último y media horilla después llegué a Hortaleza.

Me quedaba a dormir en mi antiguo piso, y como era tan tarde el Edu me dejó las llaves de la puerta escondidas detrás de la persiana del salón.

Para ser las 2 y media de la mañana no tengo sueño, pensé mientras me metía en la cama, y escasos segundos después ya estaba dormido.

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