De iglesias derruidas, filarmónicas de cristal y hamburguesas de canguro

Aún no me había acostumbrado a la falta de persianas en el resto de Europa y a las 9 fui el primero en despertarme.

Dos libreros durmiendo plácidamente

Anoche fuimos previsores y compramos diversas viandas con alto contenido en azúcares para desayunar y cuando vimos cubiertas nuestras necesidades calóricas nos vestimos y pedimos un MOIA que nos dejó cerca del centro.

Lo primero que vimos fue el Rathaus o casa de ratas ayuntamiento, justo al lado del canal.


Cuando me compré el móvil ví que venía con una misteriosa opción de cámara llamada VLOG y después de usarla un poco me quedé con ganas de probarla en profundidad y el viaje fue la excusa perfecta. El primero en prestarse voluntario fue Jaime y terminó quedando mucho mejor de lo que esperábamos.


Luego fuimos a la parte de atrás, con una fuente super guapa.

Vi que era el plató perfecto para otro vlog y esta vez pedí al Jose que posara para mi.


Jose resultó ser un muso mucho mejor que mi anterior efebillo y desde ese momento en adelante buscamos por todos los rincones de Hamburgo más sitios para grabar.

Cuando salimos nos encontramos en el suelo unas plaquitas de metal con varios nombres grabados y Jose nos contó que las ponían en las antiguas casas de judíos a los que se llevaron a campos de concentración para recordarlos.


Nuestra siguiente parada era la iglesia de San Nicolás, pero de camino pasamos por un edificio con ascensores de poleas sin puertas y pasamos a verlos.


Después de subir y bajar una vez no quedaba nada que nos retuviera en ese sitio así que seguimos andando hasta llegar a la iglesia.



Fue derruida durante la operación Gomorra, una serie de bombardeos con fósforo que los Aliados hicieron en Hamburgo en julio del 43 y en la actualidad se conserva derruida a modo de recordatorio.

Ahora mismo es un museo, y por 5€ bajamos a la  parte de abajo donde tenían fotografías y textos del antes, durante y después de la iglesia. 


En uno de ellos, por ejemplo, contaban cómo los bombardeos esquivaban los radares tirando recortes de papel de aluminio desde el cielo.
En la sala central había una televisión con un vídeo mostrando lo horrible que fue aquella noche.

La operación Gomorra fue el peor de todos, pero antes también hubo más bombardeos para los que el gobierno preparaba a la población civil con panfletos, y en concreto a los niños con juegos de mesa que les decían qué hacer.

Antes de salir dejamos una pequeña firma en el libro de visitas.

Cuando terminamos la parte de abajo subimos a la torre en un ascensor con un espejo en el techo.

Desde la torre, además de verse buena parte de Hamburgo, hacía un frío invernal impresionante.

Dimos una ojada rápida, hicimos un par de fotos y volvimos a bajar.

Seguimos paseando hasta llegar a unos muelles desde los que se veía la torre a la que acabábamos de subir.

Y vi el momento de hacer otro vídeo, así que esta vez pedí a Álvaro que se dejara llevar para la cámara.


Name my band using 3 words

Empezábamos a tener hambre así que nos pusimos a buscar dónde hacer un alto para comer, y después de dar una vuelta por Google Maps acabamos en el Tropea.

Los camareros resultaron ser italianos, pero ni ellos hablaban inglés ni nosotros italiano así que nos hicimos entender como buenamente pudimos, señalando en la carta y forzando acentos inventados.

La pasta aglio e olio del Jose estaba muuy buena

Después de comer pedimos unos cafés con leche, que después de atravesar la barrera ideomática que nos separaba de los camareros nos llegó en forma de vaso enorme de leche manchada de café, pero calentita y cremosa. 

Nos quedamos casi media hora más mientras descansábamos un poco, y después de pagar fuimos dando un paseo hasta la filarmónica de Elba.

Después de dar un par de vueltas para encontrar el sitio donde daban las entradas (que eran gratis) subimos por un túnel trombótico de escaleras mecánicas hasta la parte de arriba.


Nada mas salir de las escaleras nos recibió una vista bastante banaca del canal (entre túnel trombótico y esta última os habréis dado cuenta de que este blog es amigo de la aliteración).

Salimos fuera y dimos una vuelta al mirador, que no nos duró mucho, y pasamos por la tienda a echar un ojo curioso antes de irnos.

Sigiendo por la vuelta vimos que casi todos los edificios que daban al algua (y algunos en tierra) tenían un techo del que Jose nos explicó que antes colgaban poleas que utilizaban para subir mercancía hasta la ventana del piso que hiciera falta.

Eventualmente llegamos al canal famosérrimo donde hacen la foto clásica de Hamburgo.

La puesta de sol hace bastante más bonita la foto de lo que era en persona

Evidentemente no pudimos dejar pasar la ocasión para hacer otro vlog pero, contra todo pronóstico, el inocente vídeo se convirtió en la carta de presentación de Jose para unirse al grupo de traceurs de Juan el Gato.


Seguimos con la vuelta aprovechando la puesta de sol y la perspectiva cónica para hacer fotos de locos.

Pasamos por una iglesia bastante sobria y sencilla donde paramos unos minutos a descansar, y mientras obligué a Jaime a rezar tres padrenuestros, un avemaría y dos bulerías.

La verdad es que no recuerdo hacer esta foto pero si está en mi móvil sospecho que tiene que ser mía.

Al final llegamos a la calle favorita de Jose en todo Hamburgo.

Nos cruzamos con un Dunkin Donuts y pasamos a pedir y degustar un pack de 6 con el único objetivo de reponer parte de las calorías que habíamos gastado en nuestras andanzas germanas.

Un poco más alante nos esperaba el bar donde habíamos quedado con una pareja amiga de Jose para tomar unas cerves.

El bar era circular, adaptándose a la forma del edificio.

Cuando llegamos ya nos esperaba su amiguete y pedimos una ronda. 

Poco después llegó su mujer y con su hija, pero después de pedir llegó una camarera diciendo que no admitían niños y la mujer, bastante mosqueada, dijo que se iba pero qe no pensaba pagar la cerveza, así que se fueron ella y el marido y nos quedamos otra vez los 4.

Después de termianr la cerveza era hora de cenar, así que dimos un paseo de 5 minutos hasta el Under Down, un restaurante australiano regentado por Rado, un regufiado sirio con el que jose había entablado amistad.

En cuanto nos sentamos se acercó a chocar puños, charlamos unos segundos y nos trajo las cartas para pedir. Aunque era uno de los motivos por los que habíamos ido, nos siguió sorprendiendo ver hamburguesas de canguro y cocodrilo. Yo me pedí una de las primeras, Jaime de su paisano reptil y Jose y Álvaro optaron por alternativas menos exóticas.

Mi hamburguesa estaba increíblemente sabrosa, ligeramente más dura que una de ternera, pero con un sabor mucho más fuerte e intenso a carne. Intercambié un trocito a Jaime por la suya y no me gustó especialmente; sabía a una mezcla entre pollo y pescado ligeramente pasado (aunque él dijo que le encantó).

Lo del centro son sweet potato fries

Mientras cenábamos estuvimos hablando de la vida laboral en el mundo de la investigación y los viajes del Jose por Turquía y por el mundo. En un par de ocasiones el amigo Rado se acercó con chupitos de Bloddy Mary y al pagar se lo recompensamos con una buena propina.

Estábamo a 45 minutos andando de casa de Jose y entre el frío que hacía y lo cansados que estábamos volvimos a optar por pedir un MOIA cuando terminamos. 

Durante el trayecto estuve hablando de tuits antiguos del Jose más veinteañero y canallita, y al llegar al piso y quitarnos las botas nos pusimos a darle al Pokemon Unite.


Aguantamos 3 ó 4 partidas pero estábamos renddos así que lo acabamos dejando rápido y nos fuimos a dormir con la misma alineación de la noche anterior.

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