De dedos oxidados, gatetes cimarrones y noticias funestas

Aunque me levanté temprano para trabajar se juntó que no me apetecía pasarme 8 horas currando y que tampoco había mucho que hacer así que me pedí medio día de vacaciones y antes de la 1 ya había terminado, justo para ponerme a hacer la comida; unos filetes de salmón a la plancha con miel y limón.

Ramón se había ido a trabajar a Ocaña sobre las 7 así que por la tarde me entretuve con el Loop Hero rompiendo una run.


Después desempolvé el ampli y estuve tocando un rato mientras hacía tiempo a que cerraran Macondo.


A las 8 y poco llegué al Marqués, donde me esperaban mis personas favoritas del mundo, y estuvimos tomando varias cerves.


En algún momento de la noche un gatete se coló en el bar y estuvimos luchandor entre no quitarle el ojo de encima para ver hasta dónde llegaba y no mirarlo mucho para que los camareros no lo descubrieran y le echaran.


A raíz de una tapa sin dueño estuvimos jugando a juegos de campamento, como el ascensor, hasta que a Álvaro se le puso la cara blanca, se levantó corriendo y dijo que se iba mientras nos contaba que la vieja Natalia había dado positivo. La noticia no entró muy bien y cuando él se fue nos quedamos hablando sobre qué íbamos a hacer y después de ver bastante negra el resto de las navidades pagamos y María acercó a Edu y Jaime a casa.

Cuando dejamos al último librero aparcamos cerca de la lavandería y fuimos andando al piso, esta vez con las llaves buenas. El piso es pequeñito así que lo vimos rápido y volvimos al coche, donde María me hizo entrega de la cotizada Mi Band 5 y nos despedimos hasta dentro de no mucho.

Cuando llegué a casa la puse a cargar, cené y me metí en la cama mientras la configuraba y probaba un poco.

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