De ritmos circadianos, dragones gamers y cenas de navidad

No sabía lo adictivo que era ver las horas de sueño hasta que lo probé; en cuanto me levanté estuve viendo cúanto había dormido y qué porcentaje de sueño había tenido.

Poco después de desayunar (aunque ya bastante tarde) me puse a cocinar, una boloñesa con más de 1kg de carne para lasaña, pasta y lo que surja y una tortilla de patatas con cebolla caramelizada y queso de cabra para comer, aunque entre los dos platos me tomé un pequeño descanso en el que aproveché para jugar con María al Pokemon Unite. 

Perdimos la primera partida, pero para la segunda me compré a Dragonite e hicimos un combo de dragones contra lo que nuestros rivales no tuvieron chance y terminamos ganadno la partida de paliza.

Ramón llegó sobre las 4 directamente desde Ocaña, y después de dejar las cosas en su habitación estuvimos jugando al Unite pero el man está en master así que los rivales son demasiado buenos y nos dieron por todos lados. 

Luego probamos el Rocket para móvil y nos lo pasamos mejor de lo que en un principio habríamos supuesto, sobre todo cuando saqué el mando bluetooth y terminamos ganando todas las partidas (más por lo malos que eran los oponentes que por lo bien que jugáramos nosotros).

Cuando terminamos empezamos a preparar la cena sin prisa con canciones del Biza de fondo, y después de ducharnos rematamos con lo que quedaba.

Terminamos sobre las 10 subimos arriba a cenar calentitos al lado de la chimenea.

Cuando terminamos de recoger intentamos jugar una partida al Pokémon Unite al lado de la chimenea pero el server estaba roto y a los dos, yo con wifi y mi hermano con datos, nos iba fatal así que una y no más.

Con el positivo de Nat no iba a ningún sitio así que mi hermano se fue al campo de un amigo y yo estoy en el salón terminando las entradas de ayer y hoy sin planes de quedarme mucho más tiempo despierto.

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