De chefs excelsos, calentadores rotos y restaurantes japoneses

Para no volver a perder el día en la cama nos levantamos diligentemente a las 11, desayunamos rápido y jugamos un par de partidas al Pokémon (desde la última actualización se pueden ver las stats de todos al final de la partida).

Después de recoger no quedamos en el salón, María trabajando y yo terminando el par de entradas que llevaba atrasadas, y después me estuvo explicando la compisición química del MDMA y leímos algunos capítulos del PiHKAL.

Sobre las 3 nos pusimos a hacer la comida; tortellinis de calabaza y queso crema con el tomate frito gourmet de Mercadona y queso rallado y de cabra. Pura ambrosía papá.

Después de recoger limpiamos un poco toda la casa y pasamos el resto de la tarde en el salón alternando partis al Pokémon.

Una cosa que no recuerdo haber contado es todavía es que María tiene el calentador de Schrödinger; nunca sabes si el agua va a salir caliente cuando abres el grifo, y en general es que no, pero esta tarde fue especialmente no y estuvimos media hora hasta que el piezoeléctrico consiguió encender el gas.

Nos duchamos sin cerrar el grifo en ningún momento por si el calentador no volvía a encenderse y fuimos a dar una vuelta. 

Primero fuimos hasta Acera del Darro por Reyes Católicos.

Y llegamos hasta el Paseo de los Tristes.


Y subimos hasta el Mirador de San Nicolás, donde estuvimos un rato contemplando la Alhambra y la ciudad por la noche.

Media hora después, y sin ganas de volver a bajar, segumos dando una vuelta por la parte de atrás del mirador, donde eventualmente llegamos al mirador de San Cristóbal (la foto de abajo es una calle por la que pasamos).

María es la manchita a la izquierda de la cruz

Al final llegamos (un poco de casualidad) a Puerta Elvira, nos acercamos en un momento al Hostal Arroyo y bajamos Gran Vía y un par de calles más hasta llegar a Potemkin, un restaurante japonés, para cenar.

El sitio estaba bastante bonito y ambientado, y hasta de tapa nos pusieron un caldido de pollo y setas. 

Pedimos media ración de sushi y 6 gyozas (3 de carne y el resto de verdura) (otras 3, para mis lectores de letras), y las segundas estaban notablemente más buenas.



La mayoría del sushi no estaba repetido, así que para probar los dos de todo lo fuimos partiendo y tuve la buena idea de grabarlo.


Y finalmente un tiramisú de té matcha de postre.
 
No volvimos a casa muy tarde así que vimos Géminis antes de acostarnos.

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