De calisténicos nóveles, manualidades inútiles y escondites a oscuras

La alarma sonó a las 10 y media pero después de que María dijera "ponemos otra en 10 minutos" y que nadie la pusiera nos quedamos dormidos hasta las 12.

Perdimos casi toda la mañana perreando en la cama, y después de echar una partida al Unite terminamos haciendo la comida a las 4; arroz con pollo al curry con leche de coco.

María cansada de tener que esperar a que haga la foto para empezar a comer

Después de comer volvimos a aparecer mágicamente en la cama, y tras una frase parecida a la de la mañana en la que terminamos durmiendo sin despertador nos levantamos a las 5 y media, y para cuando quisimos salir a la calle a dar una vuelta ya era casi de noche.

Habíamos buscado un parque con barras para ir a hacer algo de ejercio, y después de un poco más de media hora andando llegamos al parque Tico Medina, donde estuvimos probando todas las máquinas que había.

Cuando terminamos de hacer el tonto no dimos cuenta de lo tarde que era, así que buscamos en el GPS la dirección de la casa de Daida y fuimos andando.

María II de Invernalia o, en su defecto, Ray saliendo al patio de parvulitos

Cuando llegamos María, Daida y Anthu se pusieron a hacer un trabajo para una de las asignaturas del máster en el que tenían que dibujar y colorear a mano los nombres de los temas que habían dado, algo bastante inútil a opinión de todos los presentes (que por cierto, también estaban Miguel, Aitor y Elián)

Cuando terminaron, y después de cenar unas pizzitas que pedimos y postrear la tarta de zanahoria de ayer estuviimos jugando a la caja de música, a la caza de moscas, y cuando íbamos a jugar al psicólogo 
María sugirió aprovechando un minicorte de luz lugar las tinieblas, y en menos de 2 minutos estábamos todos escondidos por la enorme casa de Daida mientras Aitor buscaba. 

La siguiente ronda buscó Elián y todos comentimos el error de escondernos junto a María, que nos delató con su risa. Después de un par de rondas buscó María, que me encontró detrás de la cortina de la bañera, y por último busqué yo, que los encontré a todos escondidos en la misma habitación, que María volvió a delatar riéndose.

Cuando habíamos buscado todos recogimos el salón, puede que algunas personas se comieran la otra mitad de la calavera, y se fueron a La Caprichosa mientras María y yo nos fuimos a casa a dormir, que después de ponernos el pijama y ver algunos TisTos fue lo que pasó.

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