De abrazos de despedida e viajes interminables

Mi último día en Cádiz fue bastante tranquilo; me pasé la mañana currando en el saló con el Diego, que sigue sin recibir su nuevo PC, aunque como yo estuve casi toda la mañana de videollamadas no pudimos hablar mucho.


Yo sentado en el sillón y él tumbado en el sofá

Mientras yo terminaba de currar el hizo la comida, una paella suuuper buena.



La idea era esperar a Rafiki para comer los 3 juntos, pero él llegaba muy tarde así que nos pilló terminando cuando se sentó a la mesa.

Diego se fue a trabajar y me quedé con él hasta las 4 en el salón hablado, que se tuvo que ir al estadio a trabajar, y después de despedirnos con un fuerte abrazo nos prometimos que nos veríamos pronto por Madrid.

Y lo mismo con Diego, media hora después le dije que me iba así que charlamos 5 minutillos, nos despedimos con un abrazo y me fui a coger el autobús que me llevaba a la estación de tren.

No sabía qué parada me pillaba mejor de la estación así que le pregunté a un señor que tenía al lado, y después de revelarme que él también iba al mismo sitio nos bajamos juntos y fuimos charlando; me contó que era de Lebrija y que había vuelto a Cádiz para ver a un familiar en el hospital, que él también había vivido aquí de estudiante y me recomendó los carnavales, aunque me avisó que tuviera cuidado con las navajas.

Al llegar al andén nos despedimos y yo me monté en mi tren preparado para pasar 4 horas de viaje.



Aunque no tenía a nadie a mi lado con quien hablar María me ayudó a pasar un viaje más ameno, aunque los ratos en los que no tenía datos me entretuve viendo algunos capítulos de The Office que previsoramente me había descargado.



El tren llegó a Atocha 20 minutos tarde y fui a la estación de metro, y una hora después estaba llegando a mi piso, y después de cenar uan tortilla y deshacer la maleta estoy terminando las entradas de ayer y hoy para irme a dormir pronto, que mañana tengo bastantes cosas que preparar antes de coger el avión.

En total tardé 6 horas desde que salí del piso de Cádiz hasta que llegué al mío en Madrid, pero el viaje ha merecido la pena por haber pasado una última semana con los amigos de Cádiz (aunque faltara Antoñete). Y será la última porque Diego se muda a Málaga y a Josele tampoco le queda mucho por allí, y Cádiz no será la misma ciudad sin las mismas personas.

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