De nuevos inquilinos, tiendas de muebles laberínticas y tardes de bricolaje

El día empezó a las 7 y media con una taza de café con panela capentita y solitaria.



Después de ducharme rápidamente, como mis tíos no estaban en casa preparé mis enseres para poder cogerlos luego rápidamente y me fui en metro al piso nuevo.


El día estaba feote cuando entré pero cuando salía estaba lloviendo a lo loco, así que llegué empapado al piso. Los Labián ya estaban allí, y después de charlar un poco dimos una vuelta al piso, firmamos, pagamos y nos dieron una copia de las llaves a cada uno.

Bajamos las cosas de Edu del coche (y la ropa de cama en una bolsa de vacío que me trajo de Almagro) y fuimos al Ikea de Alcobendas. Después de darnos la vuelta padre por la exposición pensando que no podía ser más laberíntica llegamos a la zona final, donde las cosas estaban escondidas y era tu deber encontrarlas.


Lo peor fue que no tenían varias de las cosas que deberían, como las patas de las mesas o el tablero de la mesa del comedor, así que compramos el resto (colchones, tableros de escritorio y alguna cosa más) y fuimos al Leroy Merlín de al lado a por las patas.

Previendo que no nos iba a caber todo en el coche de los Labián llamé a mi tío, que se acercó en un momen, y nos encontramos en Leroy. Compramos lo que nos faltaba, pagamos y nos fuimos él y yo a su casa a por mis cosas y los Labián al nuevo piso. 

Volvimos a casa de mi tío escuchando temazos de rock, cargamos las cosas en el coche y fuimos al nuevo piso.


El coche iba a reventar

No tardamos ni 5 minutos en llegar, bajamos las cosas rápidamente y mi tío se fue y me fui a comer con madre, padre e hijo Labián unos bocadillos a un bar que había al lado.

Cuando terminamos sus padres se fueron y nosotros nos quedamos recogiendo, colocando y montando todo lo que teníamos hasta las 8 y media, y luego tuvimos que tirar todos los plásticos que generamos.


Al final los libreros habían ido a ver Toledo con Rodri y Carol, y estos últimos volvieron a Madrid sobre las 9 y vinieron directos al piso a verlo. Se quedaron mientras cenábamos porque nos estábamos muriendo de inanición, y se fueron sobre las 10 y algo.

Edu se quedó en mi habitación mientras jugaba un poco al Nioh y me pasaba el boss de la hidra encima de la pagoda y tras un crasheo y antes de las 12 ya estábamos los dos acostados.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De hamburguesas para llevar

De programmers y runners

De tanatorios y purpurina