De libreros comerciales y ambrosías reposteras

Como todos los viernes terminé de currar un poco antes de la 1 y estuve haciendo la comida. Por la tarde me pasé por Macondo y me encontré solo a Jaime, quien me dijo que su compañero librero estaba en la presentación de un libro en la UP para vender copias a la salida. 

Fui a verle, pensando que estaría esperando fuera mientras terminaban, pero estaba sentado escuchando atentamente así que le hice una foto a lo paparazzi y volví a la librería. 



Poco antes de cerrar vino sin ningún libro para dejar los billetes y fuimos al Marqués a tomar una par de cerves.

Antes de la tercera fui con Jaime al baño y vimos un expositor con unas magdalenas con pintaza, y pedimos una cada uno con la siguiente y última ronda.


No sé si tenían más azúcar o mantequilla, pero estaban increíblemente buenas

El problema de octubre es que me visto con la ropa acorde al tiempo que quiero que haga, y no al que hace en realidad; cometí el craso error de salir solo con una chaquetita muy fina y me estaba congelando, y entre eso y que todos teníamos sueñete sobre las 11 y media pagamos y nos fuimos a casa.

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