De desayunos rutinarios, ejercicios calisténicos y gamers trasnochadores

A las 8:15 estábamos Rodri y yo en la parada de Hortaleza como dos titanes del madrugamiento y fuimos juntos a trabajar contándonos historias de nuestros viajes por el mundo.

Todos los días, telecurrando o en la oficina, paramos a las 11 para comer algo, y como en la oficina hay una caja con bollos de pan, botellas de aceita y una tostadora industrial cada día parto por la mitad uno, lo tuesto y me hago una mitad de aceite y sal y la otra con uno de los minipaquetes del Mercadona.



Como mañana Bea y Cris tenían que ir en coche a por unos papeles que están al lado de mi curro a las 6, calculé que con irme de la ofi a las 4 y llegar mañana a las 11 cuadraban las horas, así que me piré antes de lo normal.

Después de ir viéndome el último vídeo del BlenderGuru en el metro llegué sobre las 5 y media y una hora después fui con el Edu aka el máximo exponente de la calistenia madrileña al parque de siempre a hacer varias series de ejercicios y rematar corriendo 20 minutillos.



Entre que terminamos y volvimos nos dieron las 8, y después de ducharnos y cenar nos quedamos un par de horas largas en el salón jugando al TLOU2.

Lo dejamos sobre las 12 y como no tenía pensado madrugar después de decirle al Rodri que no me esperara me quedé un ratillo más con el ordenador hasta que tuve el suficiente sueño como para acostarme.

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