De hermanos bricomaníacos, cenas bajo las estrellas y despedidas tristes
Después de comer me tomé un minidescanso en el trabajo para hacer unas croquetas con el Ramon.
Sobre las 5, cuando terminé de trabajar, me estuvo ayudando a hacer los agujeros para montar las medias estanterías a la pared como dos trabajadores del Ikea con 10 años de experiencia.
Terminamos de trabajar y recoger sobre las 7, y entre que me duché y no a las 8 fui a Macondo y María, que había llegado un poquito antes, ya estaba hablando con Jaime de sus líos de faldas. Estuvimos una hora y antes de irnos cacé al Jaime haciendo su resumen diario del turno a su compañero librero.
María acercó en coche a Jaime y luego fuimos a encargar una pizza al Di Patri, y en los 20 minutos que tardaron en tenerla volvimos a casa a coger mi mochila y a preparar algunas cosas. Volvimos a la pizzeria justo a tiempo para recogerla, pasamos por el chino a por una botella de agua y fuimos a las Nieves al mejor sitito para buscar estrellas fugaces.
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No tiene sentido lo buena que estaba |
Después de cenar, de alguna que otra sorpresa y de casi quedarnos dormidos volvimos a Almagro y aparcamos en el merendero del Quijote.
Estuvimos jugando al Heave Ho hasta que el portátil se quedó sin batería, aunque no pasamos del primer mundo porque María no hacía más que tirarle al vacío al grito de "pero primo para qué te sueltas".
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