De estanterías terminadas, chocolatinas exquisitas y llaves perdidas

Estaba cansadísimo cuando sonó la alarma y sin querer la apagué en vez de posponerla, y me quedé dormido hasta las 10 y media, que me desperté extrañado con lo lento que estaban pasando los 5 minutos del snooze.

A media mañana me acordé del cumpleaños del Carlos y le regalé el Minit por Steam.

Comimos migas, y después de terminar de recoger mi hermano me estuvo ayudando a terminar de poner los tornillos y las baldas pero tuvimos un accidente; haciendo maniobras con una de las baldas para encajarla en su sitio le di un golpe a la lámpara del techo que reventó, llovieron cristales rotos y toda la habitación se llenó de esquirlas.

Después de barrer y fregar todo (y de sacarme una esquirlita del pie con pinzas) y de colocarlo todo la estantería quedó bastante facherita.


El libro que falta en el estuche de La Primera Ley lo tiene María

Seguí currando hasta las 6 y algo y estuve empezando a preparar las cosas para volver a Madrid mañana una hora hasta que quedé con María. Fuimos a uno de los banquitos cerca del parque del Santo (creo que se llama así, el parque de arena amarilla) y después de leer una cartita y de que me diera un paquetito de sus chocolatinas preferidas de Escocia (y la clave de un buen meal deal con un chiste incluído en la parte de atrás) estuvimos hablando de su pasado gamer en el Fornite.


El fondo no parece un parque porque la foto la hice en casa

Nos fuimos porque ella tenía que hacer cosas y antes de que me dejara en casa de Carlos pasamos por la mía para dejarle el mando rojo de la PS4 para jugar al Heave Ho o al Rocket mientras estoy en Madrid.

Al poco de estar en casa de Carlos me di cuenta de que no nos habíamos hecho ninguna foto juntos y cuando se lo dije casi consigue engañarme, pero mi ojo entrenado supo reconocer rápidamente el ardid.



Carlos estaba en llamada con Diegazo viendo cómo se gozaba el Half Life dos, y estuvimos los 3 un rato hablando.


De repente se puso a llover muchísimo y el audio se empezó a entrecortar así que colgamos y estuvimos jugando un rato Zelda emulado y a hablando de la Swich y la Steam Deck y me fui a casa sobre las 9 y media.

Cuando llegué me puse a hacer varias comidas para los primeros días en Madrid; lo primero fue freír las croquetas de ayer mientras me hacía unas fajitas para cenar.

Cocinando con varios frentes abiertos

Luego me hice tintorera con salsa de roquefort, un par de lenguados con limón y solomillos con salsa de pimienta y mientras se enfriaban fui a terminar de preparar la mochila con las pocas cosas que me iba a llevar, pero por más que busqué no encontré las llaves del piso de Madrid.

Estuve dando varias vueltas por todas las habitaciones y las cajas en las que había ido metiendo las cosas que había recogido pero no aparecían por ningún lado, pero después de darme por perdido y antes de irme a dormir caí en que las había dejado al Edu para que fuera unos días a Madrid y no recordaba que me las hubiera devuelto, pero cuando se lo dije a las 12 ya estaba durmiendo y me fue a dormir sin saberlo.

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