De cubatas robados y churros noctámbulos

Terminé de currar a la hora de comer y seguí recogiendo la habitación hasta las 5 y algo que mi hermano volvió definitivamente de Ocaña y estuvimos hablando un rato.

Hace un par de días estuve hablando con María de la habitación y, aunque en un principio pensaba que poner cosas encima del radiador no ayudaba especialmente a las corrientes de convección, estuvimos viendo fotos de peña que les ponía hasta cubiertas de madera sin ningún tipo de preocupación por la eficiencia, así que cambié de idea y voy a quitar las tres baldas inferiores de la estantería para ponerla sobre el radiador.

A media tarde fui a un bazar a por una caja de plástico con ruedas para guardar cosas debajo de la cama y cuando lo tuve recogido le pedí ayuda a mi hermano para sacar la mesa antigua y meter una más grande mientras termino el pedido de Ikea y mañana, ya con la estantería vacía, la desatornillamos de la pared y la movemos en un momen.


Los papeles que hay en la estantería son apuntes del instituto pendientes de ser guardados


A las 11 quedamos los compadres (menos Jaime que sigue en Almuñecar) para daruna vuelta por la feria y, aunque el plan era empezar con unos vinos, todas las mesas estaban llenas así que acabamos en un chozo turnándonos para pedir rondas de botellines.


Sobre la 1 llegaron María e Irene y se unieron a las rondas de botellines. En algún momento Álvaro y yo fuimos a los baños y justo en la puerta había un corro de chavales con mi hermano y una mujer con un chaleco reflectante y me temí lo peor, pero resulta que uno de sus amigos le había dejado el cubata sin empezar mientras pasaba para que se lo guardara y una chica se lo había llevado sin que nadie se enterara, y el simpático despiste había despertado la risa de la mujer, que estaba tronchada de risa sin poder respirar.

Poco después de volver con la peñita nos dio hambre y cambiamos los botellines por churros.

Aunque los chavales digan que no, un churro sin azúcar no sabe a nada

Aunque los chozos no cerraban hasta las 3 no empezamos a ver a a la gente irse hasta media hora después, así que hicimos lo mismo y volvimos a casa y me despedí de los compadres en la esquina de siempre.


Aunque pensaba que me iba a acostar al llegar a casa estuve hablando un poco por whatsapp con María de la noche de ayer y se me lió media horilla más.

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