De brindis por la orden de Calatrava y anécdotas de médicas

Me da un poco de vergüenza la hora a la que me levanté, pero no me quedó mucha mañana antes de comer. Por la tarde estuve entretenido terminando de recoger, limpiar y desmontar la estantería, pero al quitar la última balda de abajo me di cuenta de que lo que yo creía un soporte desenrroscable (como el resto) estaba soldado, y no podía meterlo detrás del radiador.




Estuve un rato sopesando alternativas y después de hablar con mis asesores ganó mucho peso el cortar la parte de abajo y atornillarla a la pared dejándola por encima del radiador.

Los compadres quedaron a las 11 pero yo estaba liado y llegué a las 12 y algo. Estaban tomando unos botellines en el bar de ayer y había venido la jambita del Joseda, así que estuve un rato hablando con ella de las diferencias idiosincráticas entre Almagro y Bolaños.

Al poco fuimos a dar una vuelta por la feria, y al llegar a la zona de los vinos, que estaba a reventar, una mesa se quedó milagrosamente vacía así que la pillamos rápidamente y tomamos un par de rondas brindando por la orden de Calatrava, aunando bajo un mismo bandera a almagreños y bolañegos.



No había cenado y tenía más hambre que el tamagochi de un sordo así que fui a pedirme una patata asada para cenar, me senté en un puesto con Joseda y Gema y al poco llegaron el resto tentados por las cómodas sillas.

Eran casi las 3 y estaban cerrando, así que fuimos a tomar un último botellín a un bar mientras hablaba con Laura Arroyo (que ha vuelto de Alicante a Almagro un par de días) de las historias kafkianas que ha vivido estando de guardias en el hospital. 



Media hora después nos tuvimos que ir y nos hicimos una última foto en la puerta de entrada.



Nos fuimos separando poco a poco hasta que me despedí de Briñas en el pradillo, y a las cuatro ya estaba en la cama.

All in all la feria ha estado mejor que otros años y por eso he salido más; menos gente, planes más tranquilos y en sitios con música mucho más baja en los que se puede hablar y volviendo a casas a horas mucho menos intempestivas.

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