De reposteros excelsos, magos prestidigitadores y cerrajeros neófitos

 Acostándome a las 4 y media difícilmente podía levantarme antes de las 11. Cuando conseguí separarme de la cama, fui directo a la cocina a empezar con la comida y el postre; pollo al horno y unas magdalenas de azúcar y de chocolate.


Después de 1 hora al horno el pollo quedó poco hecho por algunas partes, así que para evitarlo en futuras ocasiones compré un termómetro de cocina.

Pasé la tarde con mi hermano, él aprendiéndome trucos de magia y yo a abrir cerrojos con ganzúas.

Aunque la idea de la noche era salir con los compadres, dos tenían cena familiar hasta tarde y yo me encontraba regular, así que a las 11 y poco me acosté con la idea de descansar un poco la vista y no me volví a despertar.

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