De tartas verdes y flamencos rosas
Después de dormir casi 11 horas conseguí levantarme. Aunque el cumple de Marta empezaba a la 1 y media, mi hermano volvía a Ocaña hasta potencialmente finales de agosto, así que me quedé un poco más en casa para comer con él. Cuando me fui a las 3 nos despedimos con un abrazo fraternal.
Fui a casa de Marta en coche y como nunca había pasado esperé fuera paciente hasta que salió a abrirme. Les pillé terminando de comer, y un poco después Molina fue a buscar la tarta con forma de M que le había regalado a Marta.
Pero Jaime, viendo que no cabía, se entretuvo en inflar un flamenco gigante y cuando terminó y se montó se lo abordamos rápidamente.
Cuando llegamos habían preparado el Party, y repetimos los equipos (y los resultados) del beer pong.
Cuando terminamos Marta estuvo sacando varias movidas para cenar; croquetas, gyozas, chuches, ensalada... Cuando acabamos con tood estábamos todos llenos.
Estuvimos un rato más de chill y al poco se fueron todos menos los compadres, que nos quedamos fieles a la cumpleañera, y llegó Fermín. Uno de los deseos de cumpleaños de Marta fue jugar a los lobos, así que sacamos las cartas y empezamos a jugar y me ofrecí de narrador.
Jugamos varias partidas hasta las 12 y poco, que estimamos buena hora para irnos, y entre todos recogimos el patio en un momen.
Nos despedimos de Marta con sendos choques de puños, y Natalia volvió con Fer, que también había venido en coche, y yo tuve a bien acerca a todo el mundo a sus respectivas casas.
Al final terminé llegando a la mía casi a la 1, revisé rápidamente la multimedia que habíamos generado ese día y me fui a dormir corriendo.
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