De reencuentros fraternales, alianzas al Catán y paseos en coche
Como cada viernes, me deshago en elogios al combo de teletrabajo+horario flexible; después de 4 horas de curro, a la 1 ya había terminado hasta el lunes que viene.
Por la noche salimos a la misma hora de casa de casualidad, y como el bueno de Fernando vino a recoger a mi hermano en coche, de paso me acercó a la casa de Álvaro, donde los compadres llevaban ya un rato bañándose y cenando.
Para comer terminé de hacer un arroz con pollo que tenía medio preparado, y un ratete después vino mi hermano de Ocaña tras pasar julio entero allí entre el trabajo y el bixo.
Pasamos la tarde juntos poniéndonos al día, haciendo una cata a ciegas de leches de soja y cortándole el pelo con un degradado to fresh, y para cenar hicimos unas empanadillas.
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Aquí con Super Mario |
Por la noche salimos a la misma hora de casa de casualidad, y como el bueno de Fernando vino a recoger a mi hermano en coche, de paso me acercó a la casa de Álvaro, donde los compadres llevaban ya un rato bañándose y cenando.
Estuvimos jugando una partida al Catán bastante entretenida; desde el principio Marta tuvo dos objetivos; construir la carretera más larga y enemistarse con todo el mundo, y cuando solo le quedaba por construir un camino para unir sus dos carreteras (y seguramente ganar por puntos) todos nos aliamos y le regalamos cartas a Jaime para que pudiera hacer 3 caminos en un turno y cortarle el paso a Marta, que terminó quedando segunda cuando poco después Edu se sacó un par de cartas de +1 punto de la manga.
Terminamos a la 1, y María también acababa de despedirse de sus amigas, así que quedamos para vernos un ratete. Se pasó en coche, y se ofreció a hacer de taxista acercando a casa Edu y Marta.
Como esta última vive en la carretera que va a Bolaños, se nos ocurrió ir a dar una vuelta por el mismo sitio del otro día. Cuando volvimos a Almagro fuimos al parque de siempre con la idea de hablar un ratete y cuando nos quisimos dar cuenta eran las 4.
Nos fuimos despidiéndonos con educación de la otra pareja que había allí y, como buena taxista, también me acercó a casa, y después de repasar los arañazos que me habían aparecido en la espalda me fui a dormir corriendo.
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