De mañanas de burritos, tardes de bares y noches de fiesta con actores

Quedamos a comer con el Agus en el Tierra de Ópera, y como siempre estuvimos recordando historias de la ESO y bachiller hasta que nos dolía el abdomen de reír como las de gritar a la peña por las ventajas del instituto, la de la vez que Agus casi deja tetrapléjico a un niño poniéndole la zancadilla con una manguera, la de cuando clavé la pata de una silla en el techo de Dani, cuando Lourdes nos llamó mandar por empujar a chavales por los pasillos o de cuando Octavio y Sergio Pastor apilaban mobiliario escolar y lo tiraban a sillazos.

Pensé en hacer una foto comiendo, pero como no quiero ser el puto pesado de las fotos pues se la hice a los burritos que nos estábamos bajando.


Así estuvimos hasta las 5, que fuimos a Sol a por Sarah.


Desde ahí, acompañamos todos juntos a Briñas hasta Malasaña, que había quedado con varios amigos del Máster para pasar la tarde juntos.

Agus, Sarah y yo seguimos dando una vuelta y terminamos en La Terraza de Palma bebiendo vermouth y aprendiendo a Sarah a decir suprimo y surmano (de nuevo, por no ser el pesado de las fotos no hice ninguna y ahora me arrepiento).

Estuvimos 3 horas hablando indistintamente en inglés y español, cambiando sin ningún criterio aparente, hasta que a las 9 y poco llegaron Rodri y Carol y, como no había mesas de más de 3, nos fuimos a El dos de Palma. 

El Agus tenía pensado irse a las 10 a su casa a estar con su señora madre, pero se le lió y estuvimos hasta las 11, que Rodri y Carol se fueron en metro. En principio el Agus y yo íbamos a hacer lo mismo, pero le llegó un whatsapp a Sarah de sus flatmates (la canaria Adriana y la bulgaresa Fanny) diciendo que si le apetecía montar una fiesta en el piso con algunos amigos. Sarah, por no ser aguafiestas, dijo que sí, pero nos pidió a los dos que fuéramos un rato con ella para no estar sola con gente que no conocía.

Tras insistir un poco nos dejamos liar diciendo que como muchísimo hasta la 1 y media que cerraban los metros, y fuimos al 100mon de Alonso Martínez, donde estaban sus compañeras.

Después de rebuscar para encontrar unas sillas libres, nos sentamos con dos jarras y estuvimos conociendo a algunos de ellos, como a Alfonso y Otto.

Media hora después fuimos a un chino a comprar la bebida y nos separamos en dos grupos, los que iban en Cabify y los que fuimos en metro hasta Sainz de Baranda, donde estaba su piso.

Como el Agus y yo teníamos frío nos íbamos turnando la chaqueta de Sarah y ella a cambio decía que éramos sus bitches

Llegamos prácticamente a la 1, y nos empezamos a oler que no nos íbamos a ir antes de que cerraran los metros. Después de enseñarnos el piso nos sentamos alrededor de una mesa y empezamos a beber.

Al poco Briñas me llamó para saber por dónde andábamos, pensando que ya estaría durmiendo en el piso, y le conté el cambio de planes de última hora, le pasé ubicación y llegó media hora después muerto de hambre, así que Sarah tuvo a bien darle un plátano. Estuvimos hablando principalmente con el Otto, quien resultó ser estudiante de interpretación y la chica con la que había ido, lejos de ser su hermana como habíamos querido creer, era su novia, una actriz a la que habían entrevistado en La Resistencia por una serie en Movistar.

Nos estuvo chapando de los 7000 pavos/mes mas dietas que suele pagar Netflix a los actores, de cómo su vida había sido el kitesurf hasta que le truncaron el sueño de ir a las olimpiadas, de cómo había pasado por una depresión y de cómo la interpretación le había ayudado, y cuando conseguimos escaparnos seguimos hablando con la peñita.

Estuvimos jugando al de coger cartas al azar y obrar en consecuencia al número obtenido (4, los chicos beben, 7, el último que toque el suelo bebe..) y en algún momento alguien sacó la cartera y nos pusimos a jugar a la moneda.

En un punto de la noche Adriana sacó una cámara desechable y nos hicimos una foto.

SARAH ME TIENE QUE PASAR LA FOTO REVELADA

Así pasamos la noche haciendo tiempo hasta las 6. Media hora antes, los 3 compadres (el Agus y Briñas muertos de sueño) sopesamos el hacer tiempo dando una vuelta, así que fuimos a la cocina y estuvimos comentando un poco la jugada. En algún momento a Álvaro le dio una arcada y tuvo que tirar reflujo gástrico por la ventana, intentando esquivar la colada de los del piso de abajo, mientras el Agus hacía lo mismo en el fregadero, ambos sin poder parar de reír. 

Llegaron las 6 y Sarah nos acompañó hasta la boca de metro, donde nos despedimos todos con un abrazo y Briñas y yo fuimos a la línea 9 mientras el Agus se iba por la 6. 

45 minutos después llegamos a casa, pusimos la alarma a las 12 y nos acostamos corriendo.

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