De kitesurfistas tarifeños y egregios y amigas angloparlantes y noctámbulas

Para sorpresa de nadie a los dos se nos ha liado y hemos pospuesto la salida a Tarifa a las 11 y media, así que metí en la mochila del portátil el ebook, una sudadera y unas chancletas por si me bañaba y salí a la avenida de delante de casa a esperarle.

Tras una hora de coche hablando sin parar llegamos a la playa de Los Lances y aparcamos al lado del chiringuito Agua. Antes incluso de bajar del coche la gente ha empezado a reconocer y a saludar a Jose con un cariño desmedido. 

Jose se puso el neopreno y fuimos a la furgoneta de la monitora de kitesurf a por la cometa de Jose (porque la suya está rota), y si la playa en general siempre está llena de comentas con el viento que hacía estaba atestada.

Jose se metió al mar y yo me quedé leyendo en la arena, viendo cómo navegaba la peña y dando vueltas por la zona y viendo otros chiringuitos, como el Waters, pensando que iba a estar solo hasta las 6 ó 7.



Pero cuando fui a las 3 al Agua a comer me encontré al Jose pidiendo porque no había desayunado y tenía más hambre que el perrete de un ciego. 

Él se pidió una hamburguesa y yo una baguete de pesto y mozzarela y otra de guacamole con brie mientras un perrete se paseaba por las mesas buscando un chusco de pan que echarse a la boca.


Comimos rápido y él volvimos a la playa para hacerle una sesión de fotos en la que, a falta de un objetivo mayor, iba y venía y yo, lo más cerca del agua que podía, le hacía unas fotos y vídeos de locos con su móvil.


Unos buenos 20 minutos después nuestros caminos de modelo y fotógrafo se separaron, él volvió al océano y yo seguí con mi plan de seguir leyendo Media Guerra sentado en la arena mientas veía a la peñita navegar.


Sobre las 7 largas salió del agua, doblamos, guardamos y devolvimos la cometa, llevamos las cosas al coche, Jose se cambió y volvimos al agua para tomar una cerveza antes de volver a casa. Yo me pedí la Dosmares, que estaba de locos.


Allí conocí al Agus de Argentina, a María de Salamanca y a Eloy de Sevilla, con el que estuvimos hablando hasta irnos a las 9, veinte minutos después de lo que teníamos planeado en un principio por las ronda a la que nos invitó.


Aunque la idea que teníamos era ir a ver el atardecer al Tumbao se nos hizo tarde y lo vimos en el Agua mientras la gente aplaudía, silbaba y vitoreaba al astro rey.


Nos despedimos con abrazos y fuimos al Tumbao, según el Jose el chiringuito más famoso y más concurrido de toda Tarifa y nos llevamos una decepción al ver que estaba totalmente vacío.


Como nos moríamos de hambre pensamos en ir a por una hamburguesa al BiBo, restaurante al que iba todo el mundo por lo rico y barato que era, pero estaba chapado, así que volvimos a Cádiz con la barriga vacía pero el corazón lleno, hablando de estafas y alienígenas.


Casi a las 11, cuando llegué a casa, Diego e Irene ya estaban allí y estuvimos hablando del día mientras hacíamos la cena, que ellos habían ido a ver Nomad Land con Antoñete y que luego habían estado dando una vuelta por el centro.

Mientras se hacían las pizzas me llamó Rafa para decirme que si nos importaba que se trajera a unas amigas al piso, y a las 12 (una hora después del toque de queda) entró con su compañera de curro japonesa Yu, la influencer que le molaba Nidia y la amiga de Waymouth. Ni la japonesa ni la británica andaban muy duchas en castellano, así que estuvimos hablando en inglés.

Sobre la 1 y media Irene y yo nos pusimos a jugar al ajedrez y me destrozó. En la primera partida me humilló en 3 turnos con el mate del pastor y en la segunda, después de empezar bastante igualados, la empecé a liar y terminé entrando en un bucle sin salida de regalar piezas y perdiendo miserablemente.

Casi a las 3 de la madrugada Rafa y Nidia se fueron a la cocina a comer algo y a poco después decidimos Irene, Diego y yo irnos a acostar, y al irnos a despedir de ellos en la cocina nos encontramos a nuestro Rafa con la boca llena de carmín, así que rápidamente les deseamos buenas noches y nos fuimos a nuestros respectivos dormitorios. 

Desde el mío pude escuchar cómo escasos minutos después las dos extranjeras pedían un taxi y se iban, y aunque quería ver el último vídeo de CGMatter antes de dormirme a los 10 minutos se me cerraban los ojos y preferí dormirme.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De hamburguesas para llevar

De programmers y runners

De tanatorios y purpurina