De palas con olas y discotecas sin Covid

Terminé de currar a la 1, y como el Diego estaba en rehabilitación me puse a perder jugar rankeds del Rocket hasta que llegó y comimos.

Después de recoger nos quedamos los 3 en el salón a nuestras movidas, yo leyendo, hasta que llegaron Antoñete y Sara a las 5 y bajamos a la playa, el murciano y yo a jugar a las palas y a bañarnos mientras que la granadina y Diego platicaban en la toalla.


Sobre las 7 llegó Josele con la perrita, y cuando terminó de arañarnos a todos nos despedimos de Antoñete y Sara, subimos a cambiarnos y nos fuimos los 4 al Ykebana a por unos cubatas y un mojito de melón.


Estuvimos fuera hasta que empezó a hacer frío de verdad, y después de pedírselo un par de veces al puerta nos metimos dentro a perrear como si no hubiera Covid hasta literalmente las 11, que salimos corriendo a casa. La idea era comprar algo de cena fuera, pero todo estaba chapado así que terminamos cenando restos mientras hablábamos de las jugadas de la noche, de la finlandesa con mucha nuez que le entró a Diego y que terminó resbalándose con el cubata caído de su amiga, del baño de chicos con demasiados chicos dentro sin que tuviéramos muy claro qué se estaban metiendo y de la cuadragenaria que parecía que había sonreído a Rafa pero que al final pues no.

Luego hemos venido al salón mientras el Diego se echaba un LOL casteándolo en la tele, Rafa gestiona Tinder y yo termino de escribir esta entrada para irme a dormir a la 1:44, lo que no es buena idea porque mañana me voy con Jose a Tarifa a las 10.

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