De maletines de poker y rumbitas playeras

Como todos los viernes solo curro 4 horas (me deshago en halagos hacia el combo telecurro+horario flexible), y como el Diego había quedado con un pavo de Wallapop para comprarle un maletín de poker me fui con él hasta la Iglesia de Santo Tomás de Aquino. 

Llegamos a la 1 menos 5 y estuvimos hasta casi y media, y cuando tampoco nos contestó los mensajes empezamos a sospechar que no iba a venir.

Nos fuimos y de camino a casa pasamos por la afamada freiduría Flores (tremenda aliteración improvisada), y compramos un poco de todo para comer.


A las 5 y media Antoñete llegó al piso y nos bajamos todos a la playa con la guitarra y la melódica. Después de estar un rato tocando mientras el murciano y el madrileño jugaban al fútbol y a las palas Diego se fue a por Irene y poco después volvió con ella. Estuvimos tocando y cantando hasta que el frío nos hizo subir al piso. Nos duchamos, cenamos y a petición de la vejeriega vimos Relatos Salvajes y la terminamos hablando todos con acento argentino.

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