De copazos políglotas y consejos de sabios noctámbulos

Como todos los viernes terminé de currar pronto, y a las 6 máh o meno llegamos los 4 al Ykebana. Habíamos quedado también con el Jose a las 6 y media, pero como ya nos la sabíamos Rafa se calentó y se apostó una ronda de chupitos (que terminó perdiendo por 10 minutos) a que no llegaba antes de las 7 y media.

Al poco llegó también Irene directa desde Vejer y, aun estando justo debajo del altavoz principal, estuvimos hablando una hora larga.


Luego llegó Yu, la compañera de curro japonesa de Rafa, con un par de amigas, una de Indonesia y otra de un pueblecito costero del sur de UK. Nos cambiamos de sitio para estar en una mesa adyacente y fuimos rotando para ir hablando con ellas.

A las 10 nos echaron del bar y fuimos a por unas hamburguesas de camino a casa. El bar que las hacía estaba debajo de un piso en obras, así que mientras esperábamos fuimos rotando para hacer dominadas en la barra de uno de los andamios.

Ya en casa, y con más hambre que el tamagochi de un sordo, las fagocitamos todo lo rápido que pudimos. En un momento dado Rafa le preguntó a Irene que si no se iba a traer a ninguna amiga para conocerla, y ella le respondió (totalmente fuera de lugar) que para lo que iba a podre hacer con ellas no merecía la pena.

Poco después Diego e Irene se fueron a dormir y Rafa tocó el cuerno de Gondor para convocarnos a Fermon y a mi en la cocina y hablar de la sobrada de comentario de Irene. Llegamos a la conclusión de que fue en defensa propia (porque al estar en Edimburgo desde que tenía 18 no le quedarían muchas amigas por aquí) así que el veredicto final fue sacarle solo tarjeta amarilla e irnos a dormir.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De hamburguesas para llevar

De programmers y runners

De tanatorios y purpurina