De libreros asustados y carreras por la vía verde

Madrugué un poco más de lo que tenía pensado porque ayer metí la zarpa y rompí una cosa que tuve que arreglar con urgencia por la mañana, y un poco antes de las 10 fui a Macondo con las llaves de Álvaro para asustar a Jaime, que no sabía que estaba en Almagro, cuando abrieran por la mañana.



Después de una breve reconciliación volví a casa terminar de currar hasta la hora de comer, que hice merluza a la plancha con salsa de soja y limón. 

Después de comer estuve un rato gameando con el PC potente hasta las 6 y algo, que me puse el chándal, hice un par de tabatas y me pasé por Macondo para ir a correr. Hicimos el fartlek de siempre, pero no contaban con el entrenamiento espartano al que me había sometido en Cádiz, así que estuve marcando el ritmo hasta las 9 y media. Volví a casa, me duché y cenamos pizzas viendo The foreinger.

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