De surferos autodidactas y otakus

Aunque la idea era madrugar para ir a clase de surf las 11, nos despertamos a las 11, con lo que ya no daba tiempo. En su lugar, y tras desayunar tranquilamente, nos bajamos el Diego y yo a alquilar neoprenos y tablas y llegamos a la playa de la Cortadura casi a las 12. El compañero de Sevilla de curro del Jose, JC o Yei-sí, estaba llegando también con su minitabla. Al principio el Diego y yo nos quedamos en la espumita, pero luego se envalentonó y se fue mar a dentro con el sevillano.

A las 2 pasadas, y considerablemente más cansados, volvimos a la academia a devolver el equipo y pagar (20 pavos por dos horas de neopreno y tabla) y subimos a casa a ducharnos y de paso tiré de maquinilla y me hice el bigotito y la perillita de informático surfero.


Aprovechando que ayer abrieron la movilidad entre localidades, sobre las 4 el Diego se fue a Vejer de la Frontera a quedar por primera vez a una chica que había conocido por Tinder y el Rafa y yo quedamos con Sara y Antonio y  volvimos a la heladería de la semana pasada a por un gofre con helado de pistacho.


Mientras tanto, la amiga portuguesa del Jaime había ido a Almagro a conocer el pueblo y, sabedora de mi alter ego paulista, me mandó un audio y estuvimos hablando.






Al salir de la heladería dimos por el paseo marítimo hasta casa de Jose, donde nos estaba esperando, y  fuimos todos a dar una vuelta por la playa hasta las 8 o así.

Poco después de volver a casa Diego volvió y nos estuvo contando sus aventuras por Vejer mientras preparábamos la cena, y luego fuimos al salón a ver algo. La serie de ayer se descartó y en su lugar nos bajamos 7 capítulos de Attack on Titan.

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