De billares convertibles, pelotas perdidas y médicos acuáticos

Como siempre en Madrid, el día empezó con una horita de viaje en metro.

El plan del finde era pasarlo en una casa rural en un pueblecito de Segovia con los de meteo, así que estábamos todos en la ofi.

Comimos antes de la 1 y a y media estábamos saliendo para evitar atascos.

Fui con Andrés, que pilló peaje y llegamos 20 minutos antes, lo justo para que el host Antonio nos enseñara la casa.

Cuando llegaron los demás hicimos reunión para decidir qué comprar, fletaron un coche para ir algunos y el resto nos quedamos estrenando la mesa de juegos.


Y luego cambiamos roles para recoger la compra.

Y cuando estuvimos todos montamos la red de bádminton y estuvimos un buen rato jugando.




Y obviamente no tardamos mucho en colar los primeros volantes, aunque nos recuperamos con la misma presteza.


En una ocasión subí a la terraza para recuperar un volante y me quedé jugando desde allí.


Y tras movernos un poco rápidamente nos entraron ganas de la piscina.



Uno de los azulejos del suelo estaba roto y tuvimos varias bajas.


Mordiendo un palito

Y nos quedamos un rato charlando mientras llevaba la hora de cenar.

Hicimos unas pizzitas y nos fuimos a la zona de sillones a degustarlas.

Y nos quedamos hasta tarde buscando personas en la página de staff.

A la 1 y pico nos fuimos a dormir, aunque me quedé un rato más con el Hristo en silencio en la terraza.

Yo dormí con Hristo y Carlos con Diego, y aunque nos dormimos inmediatamente tras tocar cama, nos despertamos varias veces por alarmas furtivas, viento en la persiana y por otros accidentes meteorológicos en los que que Hristo aprovechaba para contar chistes.

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