De libros legendarios y entrenadores exigentes
Por la mañana me llegaron el par de libros que pedí a RBA sobre la historia de un par de sagas de videojuegos.
Y por la tarde fui a boxeo.
Ángel sigue obsesionado con hacer flexiones y nadie tiene valor para decirle que pare así que terminamos cada día haciendo 100, sin contar con que el resto de la hora seguimos teniendo los brazos y los hombros en tensión.
Las agujetas del martes pasado me duraron hasta el sábado y me temo que las de esta semana van a ser del estilo.
Y después de ducharme y cenar, compré los billetes para ir mañana a Madrid, preparé la mochila y me fui a dormir con el tren superior inservible.
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