De ingenieros eléctricos y arquitectos bisoños
Por la tarde quedé con Carlos para programar y de paso echarle un ojo al altavoz, porque para él toda la electricidad es absurdamente intuitiva.
Finalmente descubrimos que el balanceador de la batería estaba roto, no cargaba una de las pilas y no llegaba a los 7,4v que necesita el altavoz.
Como el balanceador no iba, la cargó manualmente con un aparato mágico que tiene.
Hicimos un empalme favelero, la volvimos a conectar al altavoz y sonó.
La batería que se ha quedado sin carga seguramente esté pocha por ser de litio así que compraré otra batería por aliexpress.
Y luego estuvimos jugando con la futura arquitecta Elara.
Volví a casa y me hice para cenar una de las nuevas hamburguesas de cordero con romero que compramos el otro día en Mercadona.
Y lo de siempre, a leer un ratito y a dormir.
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