De bricomaniacos malagueños, postres hipercalóricos y tardes lluviosas
Como ayer, pasamos la mañana trabajando.
Aunque aprovechamos el descanso de las 11 para arreglar la mesita abatible del salón.
Un poco antes de las 2 llegó Pedro al piso e instantes después estábamos saliendo a comer en el Rocamar, nuestro chiringuito a pie de playa de confianza.
Y luego a una cafetería cercana a por el postre.
Volvimos al piso para terminar de currar y Pedro aprovechó para darse una vuelta por el barrio.
Terminamos cerca de las 6 y fuimos los 3 a dar una vuelta por el malecón mientras llegaban los Moreno, aunque los nubarrones negros que se alzaban sobre nosotros nos hicieron no alejarnos mucho del piso.
Así que terminamos de esperarles resguardados de la lluvia.
Los hermanos Moreno llegaron a las 10 y fuimos a cenar al Taró (que Rocío nos contó un par de días después que significa bruma marina).
Volvimos al piso, algunos nos echamos unos Unites mientras los otros veían algo en la tele y nos fuimos a dormir.
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