De vuelos matutinos y días somnolientos
En algún momento entre el sueño y la vigilia llegó el avión, nos montamos y nos lo pasamos durmiendo entero hasta llegar a Madrid.
Cuando llegamos María volvía a Atocha en bus y yo a Meteo en metro así que nos separamos, y después de dar un par de vueltas encontré la señal que tanto ansiaba.
Y el día aburrido en general; no había nadie y todo se hacía duro cuando los picos de cafeína se iban.
A las 4 volví a Atocha y estuve echando un par de Unites con el Jose mientras llegaba el tren.
En Ciu, María me recogió para ir a casa porque mis padres se han ido unos días al Puerto.
María se fue para dejarme dormir, recogí las cosas, preparé la GoPro para devolverla, cené algo y a las 11 estaba durmiendo.
Comentarios
Publicar un comentario