De dulces madrileños y paseos nictofílicos
Madre fue ayer a Madrid y mi tía, sabedora de mi sofisticado paladar digno de un niño de 10 años, me regaló una caja de dulces de una pastelería que han abierto en su barrio.
Por la tarde quedé con María para ir al campo y cenar una pizzita de la Baires.
Cuando se hizo de noche volvimos a Almagro, ella se fue a una de las decenas de verbenas que hacen cada año y yo me fui con los Nitros, que ya se iban a casa, y acabamos dando una vuelta por el campo.
Y a la 1 y algo a dormir.
Comentarios
Publicar un comentario