De castillos restaurados, dulces de clausura y pedanías lujosas
Tras otro desayuno healthy subimos al coche para ir a Sigüenza, y hora y algo después nos recibió con las vistas al Parador, donde habíamos reservado para comer.
Dimos una vuelta por el pueblo.
Pasamos a la catedral que parece una iglesia.
Y después de ver el parque de la Alameda fuimos al Parador.
Pedimos solomillo de ciervo con salsa de chocolate amargo y setas y unos canelones de foie y pistacho para comer.
Y volvimos a bajar al centro para comprarles unos dulces a las monjas clarisas.
Hicimos tiempo mientras abrían tomando un café.
Y fuimos al convento.
Como son de clausura ni siquiera es posible verlas; toda interacción es a través de un torno de madera.
Aprovisionados de mantecados clarisos, volvimos al coche para ir a Barbatona, una pedanía de Sigüenza con 14 habitantes a 10 min en coche.
Nos alojamos en el Duo Somnia.
La habitación era una pasada.
Luego dimos una vuelta por el pueblo.
Y nos subimos unas movidas que compramos para cenar mientras veíamos el primer capítulo de The Gentlemen antes de irnos a dormir.
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