De púgiles programadores

Después de currar fui a casa de Carlos a seguir aprendiéndole programación hasta las 8, que fui a casa a cambiarme para ir a boxeo.

A la salida estaba lloviendo y, de camino a casa, el espíritu de Palomino me poseyó.

Desde fuera debía parecer medio mongolo agachado delante de un charco

Y entre que me ducho y ceno me quedo sin noche y a dormir.

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