De carreras bajo la lluvia y empresas de mudanza
En una llamada rutinaria con Jorge descubrimos que podemos usar filtros faciales en el chat de Google, y nos entretuvimos un rato con filtros de perro con un perro de fondo que de vez en cuando miraba extrañado.
A las 2 y media llegó el Rafa y dimos una vuelta a Chispillas antes de comer.
Aunque hacía un día bastante feote salí a correr una horilla por el paseo marítimo.
No sé si era por el 90% de humedad pero me faltaba aire contínuamente, aunque finalmente llegué hasta la catedral.
Es un octavo con unas vistas espectaculares al mar.
Y al volver al piso nos encontramos con que Bea nos había pedido unas pizzas para agradecernos la lasaña de anoche.
Mientras cenábamos llegó Doro, el amigo del Pedro. A pesar de su apariencia de canario fumeta, nos confesó que era un genio de las matemáticas en las islas pero que cuando fue a estudiar a Madrid el doble grado de Física y Mates todo se desmadró.
Yo les conté la historia de Maribel, la chavalita del Clavero que de desmayaba cuando corría, y él me la superó con la de Patri Desmayos, que se desmayaba cuando había mucha gente a su alrededor (y los exámenes lo complicaba mucho).
Y finalmente nos contó su historia con los rusos.
Luego sacamos otro rato a Chispas a la playa y nos cruzamos con el man de otros días, que nos contó que sus perros le habían ayudado mucho a lo largo de su vida. Concretamente, el que tenía ahora había ayudado a su hija con los ataques de anorexia nerviosa.
Al poco la lluvia nos obligó a subir corriendo y nos acostamos.
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