De yakitoris cañí, hachas voladoras y monólogos de crowdwork

Nos despertamos a las a9 y algo y salimos del Casar sobre las 11. Tras casi 1 hora de viaje aparcamos en el parking de Ciudad Universitaria (en el que no te cobran si tienes la tarjeta jóven de transporte) y María me hizo un tour por su antiguo campus.

La facultad de ciencias

Después de dar una vuelta por las universidades fuimos en metro al Yakitoro.



Traíamos la carta estudiada así que no tardamos mucho en pedir.

Pedimos las cervezas winter y summer

Empezamos con la saams de pez limón con kimchi dulce.

Luego la parpatana de atún con salsa de miso y yuzu y las berenjenas en tempura con salsa satay.

Los chupachups de pollo con salsa búfalo y los yakitoris de wagyu con chimichurri.

Los yakitori de pollo con salsa agridulce.

Y de postre una tarta de queso con matcha.

Luego dimos una vuelta por el centro y acabamos en el ayuntamiento viendo la exposición African Studies.

Y a las 5 estábamos en el Hachazo, en el mismo al que fui al entrar a Meteo.


Y nos pusimos a lanzar unas hachas.


Salimos una hora y algo después, no sin antes probar la hidromiel Zángana.

Luego fuimos a dar una vuelta por los asiáticos de la calle Leganitos y acabamos comprando varias ambrosías de las que haremos unbolsing mañana.

Y nos sentamos en plaza España a miriendar algunas viandas asiáticas mientras hacíamos tiempo hasta las 10 y media, que empezaba el monólogo de David Puerto en el Teatro Lara.


El monólogo fue una hora y media de caos absoluto; a la gente le daba por hablar continuamente sin ningún criterio, había un pavo que no dejaba de reírse como una foquilla, un hombre haciendo publi de su empresa de transporte... 

Lo más random pasó casi al principio, cuando un pavo al lado de su novia se jactó de tener un buen miembro viril y una jamba 10 filas para atrás empezó a gritar para desmentirlo, porque se habían liado hacía 6 años y su actual pareja, que estaba sentada a su lado, la tenía más grande. Eso desembocó en una pelea dialéctica entre los dos pavos en la que tenían que decir qué era el amor para ellos,  y el que tuviera la respuesta más bonita ganaba. No sé cuál era el premio pero ambos exprimieron sus limitadas capacidades lingüísticas para conseguirlo.

Un par de intervenciones de policías después salió Taka Gómez al escenario, se separaron para cubrir cada uno una parte del público y llegó un momento en el que no sabíamos ni dónde mirar.

Terminaron con una canción y a las 12 y media estábamos saliendo. Volvimos en metro hasta el parking, y después de sacar gratis el ticket con la tarjeta de María invitamos con la mía a una mujer que debería haber pagado casi 30 pavos.

La sensación de ser unos buenos ciudadanos nos duró los tres cuartos de hora de vuelta hasta el casar, tras lo que nos acostamos del tirón.

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