De chalets guadalajareños y sombreros de paja

Con el tren de las 7.20 Jorge no puede hacer todas las horas presenciales que debe así que me tocó ir solo a Madrid.

Hacía bastante más frío del que creo que correspondería a un 22 de septiembre

Después de pasar el día currando, a las 4 y poco vino María a por mi en coche media horilla después estábamos entrando al Casar.

Me dio un rápido tour por el palacio en el que está viviendo y comimos frente a la piscina.

Cuando terminamos de comer cometimos el previsible error de tumbarnos en la cama, y entre que yo me había metido el madrugón esta mañana y que María es medio narcolépsica, antes de darnos cuenta nos habíamos quedado dormidos.

Por suerte nos despertamos a la hora o así y fuimos a conocer el El Casar. El pueblo tiene vibes americanas; está pensado para coches. Todo son avenidas anchas, con cuestas y mucho sitio para aparcar. 

Tras conducir 5 minutillos, dejamos el coche por el centro y fuimos a dar una vuelta.

En el afamado ayuntamiento de El Casar

Y tras una horilla de turismo hablando de fiscalidad y tramos de IRPF, María me llevó a su banco preferido desde el que se ve todo Madrid.

Volvimos a la casa, nos hicimos una pizza y empezamos a ver el live action de One Piece.

Y tras el segundo capítulo nos fuimos a dormir para estar descansados para el día que se nos viene mañana.

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