De olimpiadas por parejas, premios fabulosos y castigos sisíficos
Por la mañana terminé de ultimar los detalles para la tarde y a las 4 vinieron María y Jaime para poner los globos y terminar cualquier cosa que faltase antes de que empezara a llegar la gente, media horilla después.
Para entretenernos, había preparado con María unas olimpiadas por parejas con un evidente afán integrador. Al equipo vencedor le esperaba un trofeo legendario, y para el perdedor un castigo digno del mismísimo Tántalo (en realidad era solo hacer la cena).
Mientras llegaban todos y empezábamos con los juegos estuvimos calentando con el arco. El mío sigue desaparecido (seguramente esté en la afamada tienda de Bolaños) así que Jose se trajo el suyo, aunque no tenía flechas y le compramos algunas.
Pero no tenía nada que hacer contra el ojo certero de Félix.
Y cuando llegaron Jose y Rocío con su sobrinillo empezamos con las pruebas.
Un pequeño descanso.
Y seguimos jugando.
Fue obvio que Carlos y Broce no iban a remontar los -2 puntos que tenían así que empezaron a preparar las brasas y a empezar la comida.
Mientras que los demás preparábamos el resto de cosas.
Paralelamente, Elara se había metido en la piscina con un palmo de agua, se tropezó y casi fenece. Afortunadamente su padre se encontraba por allí y la levantó instantáneamente.
Luego hicimos la entrega de premios.
Y luego los regalos, que me da tanta vergüenza que no he podido volver a ver.
Después de la tarta ya era tarde, sobre todo teniendo en cuenta que mañana es un miércoles laboral, así que la mayoría se fue, nos quedamos algunos recogiendo, se fueron a la 1 y me quedé con María un ratito más charlando de las visicitudes del cumple.
Y luego se fue y me quedé otro rato tumbado fresquito.
Al final, recogiendo lo que me quedaba me dieron las 3 y media con una alarma 5 horas después.
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