De ambrosías malagueñas y terrazas nocturnas
Rocío llegó a las 10 desde Marbella y quedamos con ella para desayunar en nuestra bocadillería favorita.
Tras volver al piso para cambiarnos, fuimos en bus hasta la playa de las Acacias. Poco después llegó Ana, una amiga de Rocío, y pasamos la mañana juntos.
Inicialmente íbamos a comer en un restaurante con espetos a un par de euros.
Pero había tanta cola que acabamos en Los cuñaos.
Volvimos un rato a la playa, pero se había levantado un vendaval importante así que nos despedimos de Ana y volvimos al piso en bus para ducharnos y ponernos guapos.
Volvimos a montar en bus para ir al centro y dimos una vuelta.
Acabamos cenando en el Jardín 1887.
Y tras esperara casi la hora que tardaron en matar los animales que pedimos pudimos cenar.
Y finalmente fuimos a tomar una copa a la que entendí que era la terraza más alta de Málaga, un bar en la azotea de un hotel.
Como a la 1 bajamos del bar y volvimos al piso paseando por el malecón malagueño. Nos acostamos instantes después de llegar, enterrando definitivamente mis sueños de volver a jugar al Hanabi.
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