De vueltas a casa y cronistas variados
Nuestra última mañana en Praga fue triste; el vuelo salía a las 9 y media y el despertador empezó a sonar a las 6 y poco. Lo habíamos dejado todo preparado así que fue cuestión de vestirnos en escasos segundos y bajar a desayunar.
Tras fagocitar unos crepes recién hechos y una taza de café con una cuestionable cantidad de cafeína hicimos el checkout, volvimos al coche y pusimos rumbo al aeropuerto.
Media hora después llegamos y nos despedimos rápidamente de Jose, pues a él aún le quedaban un par de horas hasta llegar a Brno.
Acabamos llegando a Madrid a la 1, me despedí del Pedro y fui en bus hasta Atocha.
Estuve haciendo tiempo con un montón de vídeos de YouTube que tenía bajados hasta las 3 y media, una hora de AVE después llegaba a Ciudad Real y media de coche después a Almagro, sumando un total de casi 12 horas de viaje para volver a casa.
Pasé la tarde parte con mi hermano y parte haciendo quereseres de casa y sobre las 9 y algo quedé con María para ir a Bolaños, ella me contó sus aventuras en el mercadillo y yo las mías por Europa.
Al final llegamos a casa a las 12 y media y tengo ni siquiera recuerdo de quedarme dormido, por lo que debió ser inmediato.
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