De viajeros solitarios y ágapes pantagruélicos

Sin Jorge y con toda la tarde libre fui a Madrid en el tren de las 8 y media, ahorrándome el madrugón desproporcionado de otras veces.

Curré hasta las 7 y algo y fui a casa de mis tíos y tras platicar mientras preparábamos la cena la devoramos.


Todos madrugábamos bastante así que antes de las 12 ya estábamos apagando las luces para irnos a dormir.

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