De tullidos entomofóbicos y gafas de sol para bebés
El plan de la mañana era pasarla en el campo avanzando con diferentes tareas. Por un lado, Padre y Hermano siguieron con la construcción de la nueva habitación.
Pero como mi muñeca mala no me permitía subir ladrillos, quedé relegado a tareas mucho más prosaicas; estuve yendo árbol por árbol buscando galerucas (por internet también las llaman clitras), un bichito parecido a una mariquita alargada que devora las hojas de los pistacheros jóvenes.
En general se usan insecticidas, pero como los pistachos serán ecológicos tenemos que buscar los árboles que las tienen y matarlos manualmente, en mi caso aplastándolos con los dedos (al principio me parecía cruel, tras los primeros 50 lo hacía con saña).
Sobre la 1 llegó uno de los camiones de almacén con varias vigas para poder empezar con el piso de arriba.
Sobre las 6 quedé con María para dar una vueltita y tras comprar unas gafas de sol para Elara para sustituir las que perdió nos pasamos por Macondo para saludar al librero de guardia.
Y a las 7 y poco nos despedimos para ir al fisio.
Al llegar a casa tenía el último capítulo de mi podcast favorito hablando de la incretina así que salí a correr para escucharlo, pero tras media vuelta a la vía verde me quedé sin batería en los auriculares y opté por terminar la vuelta a sprint e irme a casa, cenar y a dormir prontito.
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