De cuevas habitadas, abadías escarpadas y restaurantes coreanos

El plan del día era ir al Sacromonte así que me levanté a las 7 y algo para poder terminar pronto de trabajar y salir a las 4 y algo del piso.

A media mañana por fin llegó el paquete con el regalo que había comprado María para San Valentín (el primer libro del Archivo de las tormentas) y María pudo abrir el suyo (una pulsera con una foto nuestra).


Y pasamos el resto de la mañana trabajando duro desde la cama.

Y conforme al plan, a las 4 y media salimos de casa.

El camino al Sacromonte empieza un poco después de terminar el Camino de los tristes, por una calle a la que jamás había pasado.

Las casas-cueva, ya tapiadas

Y tras mucha cuesta llegamos a la abadía

Pasamos a las 6 menos cuarto, media hora antes de que cerraran, y como la audioguía duraba más ni nos la dieron.

Pasamos por la puerta de la izquierda

Y tras pagar mi entrada (que luego recuperé íntegramente al encontrarme un billete de 5€ en el suelo) pasamos al claustro desde el que accedimos a las diferentes secciones.


La capilla

Pero lo interesante eran las catacumbas.



Terminamos la visita a tiempo y nos sentamos en un lateral de la abadía desde donde se veía la Alhambra y Granada entera.


No fuimos la única pareja que pensó en ese plan y a nuestro alrededor teníamos otras 2 ó 3 sentadas al lado de sendos ramos de rosas.

Cuando empezamos a tener frío volvimos a bajar y ahora que nos hemos vuelto connoisseures del bubble tea pasamos por otra cafetería, Alpqcq, regentada por una pareja de posibles coreanos, para probar uno de té negro con mochi.

La cámara prefirió enfocar al fondo

Y volvimos al piso para ducharnos y cambiarnos para salir a cenar a Miso, un restaurante coreano.


Pedimos mandoo de primero.

Y fideos chapagueti y kimchi de segundo.

La tarta de té verde estaba espectacular

Y al volver al piso, sin más capítulos de TLOU hasta el lunes que viene, nos quedamos viendo algunos videos de youtube hasta que nos dormimos.

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