De cromos dorados y tobillos morados
Aunque era fiesta fui a currar a cambio de un día de vacaciones.
Al levantarme tenía el tobillo medio bien pero en el paseo de casa hasta el
metro me di cuenta de que no estaba tan bien como pensaba, aunque tras
renquear indignamente por los andenes pude finalmente llegar a Meteo.
Resulta que Diego y Ana están coleccionado cromos de la liga (o figuritas,
como los llaman en los aledaños del Río de la Plata) y en el descanso fueron a
comprar algunos sobres y los estuvimos abriendo.
Por lo visto 1 sobre entre 10,000 (o algo así) tiene una carta extra brillante que vale que flipas, y como pesa ligeramente más hay gente que va con básculas a los estancos a pesar los sobres antes de comprarlos.
Como no me apetecía volver en metro, y aprovechando que me quería llevar la
mesa elevable al piso para bajármela a Almagro, llamé un Uber como un
verdadero burgués.
Tras una distendida conversación en la que, tras preguntarme él por
la mesa, le estuve contando que dejaba Madrid y él que si no fuera por el
trabajo también, llegamos a casa 15 minutos después por 10 pavos.
Aunque salí de casa sin moratones, al quitarme la tobillera estaba bastante más feo que por la mañana.
Un poco antes de cenar los Moreno quisieron probar un modo de juego
competitivo en el L4D.
Y una cena y unas partidas al Overwatch 2 después me fui a dormir.
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