De despedidas madrugadoras y pisos solitarios

Ya no me quedaban días de telecurro esta semana y María se iba en el autobús de las 3 así que a las 9 nos despedimos y me fui a la ofi.

Cuando volví, lo único que encontré fue una habitación fría y una notita con un corazón al final. Tras cenar algo, leer un rato y matar un poco el tiempo en el ordenador no tarde mucho en acostarme.


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